sábado, 26 de mayo de 2007

¿Usted ahorra en dólares?

En los últimos posteos analizamos el gran momento que están atravesando los bonos emergentes, las materias primas y las acciones en general.
Es que nos encontramos en presencia de máximos históricos en dólares en la mayoría de las Bolsas y varios mercados específicos, como los del níkel, el acero, el aluminio y la plata.
Además, el oro experimentó fuertes subas y el petróleo ya se encuentra en recuperación. Y se están apreciando las monedas de todos los países emergentes. También el euro, el yen japonés y ahora el yuan chino.
Con todos estos datos, creo que es hora de pensar la situación global en sentido inverso: ¿no estaremos en presencia de la mayor devaluación de la historia, la del dólar?
Sus efectos podrían considerarse superiores a los del mayor default de un país conocido hasta la fecha dada la enorme cantidad de personas que ahorran en dólares o poseen bonos nominados en esa moneda, quienes lentamente van perdiendo poder adquisitivo.
Para entender este fenómeno hay que comprender el rol que juegan las tasas de interés. En los Estados Unidos, cuando éstas son menores que la inflación anual, la mayoría de los inversores prefiere destinar su dinero a bienes (propiedades, tierras, productos industriales y materias primas) antes que a instrumentos financieros de renta fija, impulsando los precios de los primeros junto con su demanda.
La tendencia comienza a revertirse cuando las tasas de los bonos y depósitos a plazo superan a la inflación, aunque aquí entran a jugar los instrumentos pertenecientes a otros países y nominados en otras monedas, como los bonos soberanos: más allá del riesgo intrínseco, si un título en reales, euros, yenes o pesos paga un interés mayor que uno en dólares, incentivará a los inversores a abandonar esta última moneda para comprar el título más atractivo y alimentará la devaluación del dólar.
A este cuadro hoy deben sumársele los déficits gemelos de los EE.UU. y los fuertes superávits que observan las economías emergentes. Estos componen un cóctel que explica en buena medida la depreciación del dólar frente a otros bienes, ya que se incrementa la emisión de dólares o bonos en esa moneda para financiar los déficits y se impulsa el flujo de fondos hacia mercados distintos del estadounidense.
¿Cuál es la alternativa al dólar?
¿Es el euro la alternativa? ¿Es eficiente la industria europea hoy, con el euro cotizando a 1,33/1,34 dólar? Si en búsqueda de mayor productividad las empresas se trasladan a Europa del Este, Asia o Latinoamérica, ¿Europa podrá superar los problemas de empleo y mantener los actuales niveles de consumo?
¿Y las monedas latinoamericanas? ¿Si se siguen apreciando frente al dólar, podrán los países de la región mantener alto el índice de competitividad? ¿Existe en América Latina mercado interno para absorber los productos fabricados en la región que no puedan exportarse?
Las respuestas pueden demorar en llegar unos dos años. Mi recomendación hoy y ahora es la de especular con divisas preferentemente asiáticas (yen o yuan). La forma más eficiente de hacerlo es a través de fondos comunes de inversión o comprando un ETF cuyo subyacente esté nominado en alguna de estas monedas, siempre manteniéndose atento a los vaivenes de la economía mundial. Es decir que si se invierte con cobertura, mejor (adquiriendo opciones de compra).
Conclusión
Debe estar uno muy alerta y desconfiar de situaciones como la actual, donde todo parece plantearse en contra de un mismo producto, en este caso, el dólar. Recuerde que los incentivos para abandonar esa divisa se están reduciendo con las altas tasas de la Reserva Federal.
Carteras sugeridas
Para alguien conservador: compuesta 40% en dólares, 25% en yenes, 20% en euros y 15% en British pounds (libras).
Para alguien más arriesgado: destinaría un 50% a fondos que diversifican en monedas asiáticas y escandinavas (coronas noruega y sueca) y otro 50% a instrumentos en dólares.

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