martes, 12 de junio de 2007

Curiosidades de los próceres argentinos


Al comenzar el año 1810 la agitación revolucionaria había crecido. Una sociedad secreta integrada, entre otros, por Nicolás Rodríguez Peña, Manuel Belgrano, Juan José Paso, Hipólito Vieytes, Agustín Donado, Alberti, Terrada, Darragueira, Chiclana, Castelli, French, Beruti, Viamonte y Guido, organizaba las acciones.
Las reuniones se realizaban en la casa de Vieytes, en la de Rodríguez Peña o en la quinta de Orma. Cornelio Saavedra ofreció su contingente armado, los Patricios.
Tres de los nueve miembros de la Primera Junta no hablan nacido dentro de los limites actuales de la Argentina. Cornelio Judas Tadeo Saavedra nació en Hacienda de la Fombera, hoy Bolivia. Domingo Matheu y Juan Larrea eran españoles, de Cataluña.

El vocal Manuel Belgrano (39 años) era abogado y había ingresado en 1807 en el Regimiento de Patricios con el rango de sargento mayor. Domingo French (36 años) se había desempeñado como cartero antes de iniciar la carrera militar. La Primera Junta le otorgó el grado de coronel.

Manuel Belgrano (1770-1820) y Juan José Castelli (1764-1812), que eran primos, a veces amaban a las mismas mujeres.

Juan José Castelli tenia 43 años en 1810, muere dos años mas tarde abatido, y enfermo de cáncer. Quedando en la miseria luego de ser encarcelado por su enemigo Saavedra, mas tarde seria absuelto.

Mariano Moreno (1778-1811) era un asceta silencioso y torvo, y dirigía todos sus actos y ordenes a destrozar el antiguo sistema colonial. Hablaba latín, francés e inglés. Estaba siempre enfermo, con las mejillas picadas de viruela, y recién contaba 31 años en 1810. Muere en circunstancias muy extrañas. Cornelio Saavedra estaba en contra de Moreno, y para desembarazarce de él lo envía a Europa con una misión relacionada con la compra de armamento. Se corría la voz de que lo querían asesinar. A poco de partir Moreno se siente enfermo. Para paliar sus males el capitán del barco le administra una pócima "imprudente y sin nuestro consentimiento" dice su hermano Manuel Moreno. Mariano Moreno murió luego de una terrible agonía de tres días, en el amanecer del 4 de marzo de 1811. La casualidad, tal vez, haría que el gobierno porteño firmara contrato con un tal Mr. Curtís, el 9 de febrero de 1811, es decir 15 días después de la partida del ex secretario de la Junta de Mayo y sin conocer la noticia de su muerte, adjudicándole una misión idéntica a la de Moreno.

Moreno, Castelli y Belgrano son un bloque sólido con una política propia a la que por conveniencia se pliegan Matheu, Paso y el cura Alberti; Azcuenaga y Larrea sólo cuentan las ventajas que puedan sacar y simpatizan con el presidente Saavedra que a su vez los desprecia por oportunistas.

Juan Larrea, vocal de la Junta de Mayo, era dueño de una flota naviera y el integrante de la Junta de mayor fortuna personal hasta 1810. Comprometió toda su fortuna en un préstamo para la formación de la primera escuadra argentina que fue puesta a las ordenes de Guillermo Brown. El intermediario, Pío White, un norteamericano que fue espía ingles durante las invasiones inglesas de 1806 y 1807, lo perjudicó en uno de los primeros negociados que registra la historia Argentina, comprando a precios exorbitantes. El pobre Larrea luego es desterrado a Francia por su enemistad con Alvear y la Logia Lautaro. En Francia logra mejorar su situación, y hábil hombre de negocios, se recupera económicamente inaugurando la navegación postal entre el Río de la Plata y Europa. Mas tarde es nombrado cónsul en Burdeos, Francia. Durante el bloqueo francés a Buenos Aires en 1839, dada su relación con el enemigo, Rosas sabotea sus operaciones comerciales y lo lleva a la quiebra, hundiéndolo en la miseria y la depreción. El 20 de junio de 1847 termina con su vida degollandose con una navaja de afeitar.

Belgrano se caracterizaba por una piedad cristiana que lo engrandecieron en el triunfo y en la derrota: en el norte captura a un ejército entero de los realistas y lo deja partir bajo juramento de no volver a tomar las armas. Había renunciado a su sueldo de 3000 pesos en 1810. Luego del triunfo de Salta se le otorgarían 40000 pesos de recompensa, y él decidió destinarlos a 4 escuelas publicas que se fundaron en Tarija, Jujuy, Tucumán y Santiago del Estero. En 1818 cuando cuidaba la retaguardia de Güemes en Tucumán, impone una disciplina espartana: se acaban los bailes, las mujeres y la baraja. Por las noches recorre las calles con un ordenanza e irrumple disfrazado en los cuarteles para sorprender a los oficiales desobedientes. Lo llamaban despectivamente Bomberito de la Patria. En pocos meses funda varias escuelas, una academia de matemáticas, una imprenta y manda sembrar huertos para pelear contra el hambre que le mata los caballo y debilita a la tropa. En Buenos Aires ha tenido amores tumultuosos de los que le ha nacido un hijo clandestino que Juan Manuel de Rosas cría y ampara bajo el nombre de Domingo Belgrano y Rosas. Segun se cuenta le gustaban mucho las mujeres, desato varios escandalos con polleras honorable. Muere el 20 de junio de 1820 derrumbado por la sífilis y la hidropesía, pobre y abandonado por su patria.

Castelli y French fusilaron a Liniers en la llanura cordobesa de Cabeza de Tigre y frenaron la contraofensiva española. French, el que en las estampitas todavía reparte escarapelas, le escribe al secretario Mariano Moreno: "De mi propia mano le he dado el tiro de gracia". Castelli seguirá su utópica y sangrienta marcha asistido por el joven Bernardo Monteagudo (1785-1825), hasta que en plena contrarrevolución la gente de Saavedra consigue detenerlo y mandarlo a juicio. Mariscales españoles, curas y notables del Virreinato han sido pasados por las armas sin contemplaciones en el cumplimiento del Plan de Operaciones redactado por Moreno y aprobado por la Junta.

Carlos María de Alvear (1789-1853), que contaba 23 años cuando llego de España en el mismo barco que San Martín, era gritón y presumido, buen militar pero dejo bastante que desear como político. Llego a ofrecer las Provincias Unidas al embajador británico del Brasil como sumisas colonias de Su Majestad. "Estas provincias desean pertenecer a la Gran Bretaña, recibir sus leyes, obedecer a su gobierno y vivir bajo su influjo poderoso." Eso y mas le escribió Alvear al ministro Castlereagh, por suerte la carta que iba dirigida al ministro Castlereagh es interceptada por Belgrano y Rivadavia que se encontraban en Río de Janeiro en misión oficial. El encargado de llevar las cartas al embajador Strangford fue Manuel García, uno de los mas grandes chantas de la historia argentina, años mas tarde gestionara el famoso empréstito de un millón de libras esterlinas con la banca Baring Brothers (primer gran negociado argentino); y luego en 1827 tras la victoria argentina de Ituzaingó, firmara el acuerdo de paz que le impone el derrotado emperador del Brasil, tras el cual Uruguay pasa a ser un país autónomo e independiente.

Nuestros próceres de la independencia, pocos meses después de declararse independientes de España, el 9 de julio de 1816, se manifestaron dispuestos a pasar a depender del gobierno del Brasil, ya que este estaba por invadir la Banda Oriental (Uruguay) y amenazaba a las Provincias Unidas del Plata. Las cartas y los comisionados no llegaron a Rio de Janeiro. Es que Pueyrredon no creia necesario entregar el país al Brasil para salvarlo del artiguismo. Preferia hacerlo con Francia. Vemos que nuestros próceres eran muy regaladores con lo que no era suyo.

En agosto de 1815, Alvear, derribado del gobierno y condenado al exilio por sus excesos y el descrédito de la Logia Lautaro, le escribe al rey de España pidiendole disculpas y diciendo que el estuvo al frente del gobierno solo para detener la revolución, pidiéndole amparo. El rey de España no le dio ni la hora. Pero lo mas lastimoso es que volvió a la Argentina, debido a su condición de "venerable" en la sociedad secreta. Vuelve a tener participación en la política, dirigiendo el ejercito en la victoria de Ituzaingó contra Brasil, y mas tarde embajador embajador en los Estados Unidos bajo el gobierno de Rosas.

El almirante Guillermo Brown recluto para la incipiente flota patriota a criollos e indios, aunque no tuvieran experiencia en náutica, pero tendrían el amor por su patria y por la causa de la revolución. Como su instrucción era deficiente y les era imposible memorizar el nombre de las velas, de las maniobra y demás cosas de un barco, el comandante irlandés remplazo los términos náuticos por las cartas de la baraja.

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