domingo, 20 de mayo de 2007

Rusia, Estonia y una guerra en el ciberespacio

La Guerra del Ciberespacio ya está aquí. La lanzó Rusia contra Estonia la semana pasada. El país báltico, uno de los que tienen mayor penetración de Internet en el mundo, fue atacado por una andanada de virus informáticos que procedían de computadoras instaladas en Moscú. Algunas de las direcciones de protocolo de Internet (IP) desde donde se lanzó el ataque pertenecen a oficinas del Kremlin. Quedaron sin conexión todos los ministerios, la casa de gobierno, los bancos, la Policía y hasta los dos diarios principales.
El ataque fue en represalia porque el gobierno de Tallin desplazó a fines de abril desde el centro de la capital a un cementerio el Soldado de Bronce, un monumento erigido a los militares soviéticos caídos en el combate al nazismo, que para los estonios simboliza a quien ocupó durante medio siglo su país.
Los "hackers" rusos utilizaron la técnica del "zombie" que consiste en penetrar por una "puerta trasera" a una gran cantidad de computadoras en el mundo y de esa manera las "dominan" para reenviar desde allí millones de mensajes al mismo tiempo.
De esa manera hacen colapsar cualquier sistema que ataquen. En la casa de gobierno de Tallin se reciben de 1.500 a 2.000 mensajes por día. Desde fines de abril reciben 1.500 por segundo. El 1º de mayo, el gobierno estonio tuvo que pedir a la población que se desconectara de Internet. Para entonces, el sitio del partido oficialista ya tenía la foto del premier Andrus Ansip con un bigote como el de Hitler, los bancos suspendieron por días las transacciones electrónicas y los diarios cortaron el acceso a sus páginas en la Red desde el exterior.
El tema preocupa a la OTAN y la canciller alemana Angela Merkel lo planteó en duros términos el viernes al presidente ruso Vladimir Putin. El caso desnuda que a partir de ahora el país que tenga mayor cableado de banda ancha está mejor preparado para una ciberguerra. Y que también se puede convertir en el más vulnerable.

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